A pesar de haber recibido varios nombres a lo largo del tiempo, "Homenaje al Mar" fue el nombre con que César Manrique bautizó a este monumento, desde los primeros bocetos hasta las invitaciones que recibieron los afortunados invitados a la inauguración del "Lago Martiánez".
Ubicado en el centro de la piscina infantil del lago, se ha convertido junto a “La Jibia" en el lugar de juego predilecto de los más pequeños, siendo esa una de las premisas de Manrique durante su construcción: que se pudiera tocar, sentir y disfrutar, que no fuera un mero objeto estético y decorativo.
Sus curvas y recovecos, que parecen simular el mar en movimiento, contrastan con el gran tamaño del monumento. Está realizado en una estructura de láminas de madera y lava trizada, posteriormente recubierta de hormigón.
Es por derecho propio uno de los elementos más reconocibles y fotografiados no solo por quienes nos visitan, si no por todo aquel que se dé un paseo por Puerto de la Cruz.